Para expresar mi gratitud a esta alegría inmensa que me han regalado no encuentro mejor manera que contar tres historias. No son inventadas por mí, sino que son por mí vividas.
La primera es sobre mi aprendizaje. Yo no tuve la suerte de conocer a Sherezade. No aprendí el arte de narrar en los palacios de Bagdad. Mis universidades fueron los viejos cafés de Montevideo. Los cuentacuentos anónimos me enseñaron. En la poca enseñanza formal que tuve –porque no pasé de primero de Liceo– fui un pésimo estudiante de historia. Y en los cafés descubrí que el pasado era presente. Y que la memoria podía ser contada de tal manera que dejara de ser eterna para convertirse en ahora.
No recuerdo la cara ni el nombre de mi primer profesor. Pero él contó una historia de 1904 –por la edad se veía que él no había nacido en aquel entonces–, pero la contaba como si hubiera estado ahí. Fue mi primera lección: el arte es una mentira que dice la verdad. Y escuchando aprendí que se puede contar lo que pasó de tal manera que vuelva a ocurrir cuando uno lo cuenta. Que pueda uno escuchar ese remoto trueno de los cascos de los caballos. Y que pueda uno ver las huellas de arena aunque el suelo sea de baldosa o de madera.
Y aquel hombre para decir la verdad mintió que él había recorrido las praderas ensangrentadas después de la batalla y había visto los muertos. Y uno de los muertos dijo –era un ángel, un muchacho bellísimo con la hincha blanca, roja de sangre–: Por la patria y por ella más.
Un segundo relato sobre mi primer desafío en el arte de narrar. En un pueblo boliviano, un día de laguna –Laguna devoraba a sus hijos metidos en los socavones de las tripas del estaño–, los mineros perseguían las betas de estaño y en esa cacería perdían en pocos años los pulmones y la vida. Yo había pasado un tiempo ahí, me había hecho algunos amigos y había llegado la hora de departir. Estuvimos toda la noche leyendo, los mineros y yo, cantando y contando chistes, a cual más malo. Cuando ya estábamos cerca del amanecer, cuando poco faltaba para que el chillido de la sirena los llamara al trabajo, mis amigos callaron todos a la vez y alguno preguntó, pidió, mandó: Y ahora hermanito, dinos cómo es la mar. Yo me quedé mudo, pero insistían, cuéntanos, cuéntanos cómo es la mar. Ninguno de ellos iba a verla nunca. Todos iban a morir temprano. Y yo no tenía más remedio que traerles la mar. La mar estaba lejísimos y yo tenía que encontrar palabras que fueran capaces de mojarlos.
Y la tercera historia sobre los extraños viajes de las palabras. Hace pocos meses, ante los estudiantes mexicanos leí algunos relatos. Uno de ellos, de mi libro Bocas del tiempo, contaba que el poeta español Federico García Lorca había sido fusilado y prohibido durante la larga dictadura de Franco. Y que un grupo de teatreros del Uruguay había estrenado una obra suya en un teatro de Madrid, al cabo de tantos años de obligado silencio. Y al fin de la obra esos teatreros no habían recibido los aplausos esperados; el público español había aplaudido con los pies pateando el piso. Y ellos se habían quedado estupefactos. No entendían nada. Tan mal habían actuado –pensaban–. Cuando me lo contaron pensé que quizás el trueno sobre la tierra había sido para el autor fusilado por rojo, por marica, por raro… Una manera de decirle: Para que sepas Federico lo vivo que estás. Y cuando lo conté en la Universidad de México me ocurrió lo que nunca me había ocurrido en las otras ocasiones en que había contado esa historia. Los estudiantes aplaudieron con los pies. Miles de pies pateando el piso con alma y vida. Y así continuaron mi relato y continuaron lo que mi relato contaba como si eso estuviera ocurriendo en un teatro de Madrid unos cuantos años antes. Ese segundo trueno sobre la tierra estaba también dirigido al poeta fusilado y era también una manera de decirle: Para que sepas, Federico, lo vivo que estás.
Eduardo Galeano
Madrid, 29 de septiembre. Eduardo Galeano, escritor que aprendió desde muy joven que uno de los desafíos del arte de narrar permitía convertir la memoria en “ahora, un hombre que confiesa que su curiosidad por todo cuanto acontece en el mundo es infinita, un narrador que se dedica a rastrear los extraños viajes de las palabras”, recibió un cálido homenaje en Madrid.
El Círculo de Bellas Artes le entregó la medalla de oro en reconocimiento a su mirada crítica, su lirismo, su agudeza, su memoria histórica y su compromiso.
Eduardo Galeano (Montevideo, 1940) intentó contener la emoción, ponerse a salvo de esa “abrasante” calidez de sus lectores, que se fundieron en un prolongado aplauso, de pie y con la admiración desatada.
Con la voz entrecortada, rota en ocasiones por el llanto sincero, Galeano agradeció la ovación, la medalla y el cariño con tres relatos (reproducidos aquí) que hablan de su andadura por los caminos del arte de narrar.
Galeano, con esa dicción nítida y sobrecogedora, explicó que su camino literario ha estado marcado por su capacidad de escuchar, por su infatigable labor de sentarse al lado de cualquier ser humano, rico, pobre, negro, amarillo o mulato, a compartir con él una conversación de café o un refrigerio en medio del campo. Por eso hombre anónimo es en realidad el mayor héroe que se ocurre cuando piensa en las dificultades de la “dictadura del miedo” en la que vivimos.
Recordó, por ejemplo, el difícil camino de la memoria de las torturas y la represión de la dictadura militar de su país, la misma que lo obligó al exilio y no le permitió volver a su barrio, a sus cafés, durante 15 años.
“El problema es que cuando la memoria desaparece, cuando es artificialmente borrada y se dice que esto no ocurrió, se está condenado al fracaso. De algún modo, la desmemoria traducida en impunidad estimula el crimen, estimula a los delincuentes. La impunidad es muy peligrosa por eso.”
Las palabras de Galeano emocionaban e indignaban a sus lectores, más de mil en el atiborrado teatro del Círculo de Bellas Artes.
Galeano regaló palabras sencillas y profundas: “¡Qué clase de democracia es ésta! En qué clase de mundo democrático e igualitario vivimos cuando los cincos países que tienen derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU (Reino Unido, Francia, Estados Unidos, China y Rusia) pueden decidir el destino de todos los demás. Los cinco países que velan por la paz son a la vez los cinco países que son los principales fabricantes de armas. Los que hacen el negocio de la guerra se ocupan de la paz en este mundo al revés, que está patas arriba.”
Lamentó que vivamos “sometidos a una dictadura universal del miedo”, que prohíbe ser, sentir, decir, recordar. Y esa dictadura interior se produce a partir de hechos concretos de la vida cotidiana de todos nosotros. “El miedo a la inseguridad desatada ahora, en la que la persona está siempre esperando ser atacada por alguien, en la que el otro es siempre una amenaza. Y si no te ataca al menos te va a contagiar alguna gripa animal.”
Armando G. Tejeda
Corresponsal
–Usted se dedica a la neuroetología... O por lo menos dentro del Laboratorio de neurobiología de la memoria esto se llama unidad de neuroetología. Nunca antes había escuchado esa palabra... Cuénteme qué quiere decir.
–Es una rama de la neurología que está destinada a entender las bases neuronales del comportamiento. La salvedad, con respecto a otras ramas, es que se estudia el comportamiento de animales que realmente se observen en la naturaleza. Digo esto para contraponerlo a lo que son estudios con animales de laboratorio. A no- sotros nos interesa entender el comportamiento de animales que pueden ser efectivamente observados.
–¿Por ejemplo?
–Por ejemplo, el fenómeno de ecolocalización de los murciélagos. Lo que nos interesa no es simplemente estudiar el fenómeno conductual, sino que consideramos que hay animales que son campeones para desarrollar determinadas tareas. Ese es el caso de los murciélagos: en animales que tienen capacidades especiales puede ser más fácil estudiar las propiedades del cerebro. El objetivo es, por supuesto, conocer el funcionamiento de los cerebros. El hecho de que estos animales hayan generado mecanismos tan espectacularmente complejos como la ecolocalización o algunas respuestas de escape lleva a que los cerebros estén hiperadaptados para esas funciones. Entonces hay mayores chances para entender cómo funciona el cerebro. Es como elegir el animal campeón de determinada disciplina, donde la habilidad está hiperdesarrollada, y estudiarlo ahí.
–¿Y qué es lo que pretende, o mejor, qué es lo que llega a averiguar?
–Bueno, yo he trabajado mucho con neurobiología de la memoria, pero ahora estoy muy entusiasmado con el tema de cómo se detectan las colisiones y cómo los animales somos capaces...
–¿Dijo “somos”?
–Dije somos. Capaces de reaccionar y de anticipar el momento de la colisión. Piense en la situación de manejo, cuando uno tiene un camión adelante: siempre va regulando cuánto pisa el acelerador y el freno para no chocar. O el tipo que juega al tenis y recibe un saque. Ese saque viene, por ahí, a 200 kilómetros por hora. Pero el tipo es capaz de pegarle a la pelotita y devolverla para el otro lado. Para lograrlo, tiene que haber hecho previamente un cálculo, que debe realizarse en el orden de los milisegundos, o menos aún. Y está basado, fundamentalmente, en la imagen de la pelotita que se viene expandiendo sobre la retina del observador, y a partir de esa expansión, el cerebro hace cálculos de cuánto tiempo falta y se produce la maniobra anticipatoria. Esto de estimar el tiempo para la colisión lo hacen muchísimo los animales. Los que vuelan, por ejemplo, lo hacen cada vez que tienen que aterrizar, desde una paloma hasta una mosca. Momentos antes de aterrizar, la paloma despliega el tren de aterrizaje (sus patas delanteras) luego de haber hecho un cálculo de cuánto le falta para llegar al suelo. Los animales, cuando detectan un predador que se les viene encima, no siempre salen corriendo. Ellos hacen una serie de cálculos y muchas veces prefieren quedarse quietos y pasar desapercibidos. Si el predador se sigue acercando, deciden correr. Muchas de esas decisiones son tomadas en función del análisis de la imagen del predador que se acerca. El interés no es sólo teórico (entender cómo funciona el cerebro), sino también práctico.
–A ver...
–Pensemos por ejemplo en una mosca, que vuela por el medio de todo y no colisiona nunca y, por si fuera poco, evita de manera muy efectiva nuestros manotazos. Eso sucede con un animal que tiene un cerebro mínimo. Hay mucho interés, por parte sobre todo de ingenieros, en algo que se llama “Robots biológicamente inspirados”. La pregunta es: ¿Cómo puede ser que en un microchip tan chiquito como el de una mosca se puedan llevar adelante estas tareas de manera tan eficiente? Si podemos entender cuáles son los principios computacionales que operan en ese cerebro, tal vez el día de mañana podamos utilizar esos principios de cómputos en sistemas artificiales. Si uno pudiera tener un sistema efectivo de cálculo de colisiones sería posible, por ejemplo, hacer que los cinturones de seguridad o los airbags (que ahora se activan en el momento en que chocan) pudieran activarse antes.
–Bueno... ¿y cómo hace ese cerebro chiquito para ser eficiente a la hora de evitar colisiones?
–No hay una única manera en la cual se calculan los tiempos dentro de ese cerebro. Es poco lo que se sabe sobre su implementación. Se pueden hacer análisis de comportamiento, pero el problema es estudiarlo, después, en un animal que está entero y viviendo (no en una rebanada de cerebro) cómo esas neuronas están computando.
–Cuénteme cómo se hace eso.
–No hay muchos modelos en vertebrados donde se pueda hacer. Por eso son importantes los animales más sencillos, que sí permiten un estudio de este tipo. En insectos, por ejemplo, se emplea mucho la langosta. Nosotros elegimos el cangrejo por una cantidad de ventajas metodológicas: podemos hacer estudios conductuales de manera muy precisa. En su caso hay una respuesta de escape, en la que el animal va continuamente controlando la velocidad a la que se va alejando de acuerdo a la velocidad a que se va acercando el objeto, y la dirección también es continuamente modificada de acuerdo a las direcciones que va tomando el objeto que se aproxima. Con lo cual es una situación mucho más parecida a la que se da cuando nosotros manejamos: no apretamos a fondo el pedal o lo soltamos del todo, sino que vamos regulando. El cangrejo nos sirve como modelo para estudiar este tipo de cosas. Son problemas muy complicados de estudiar, pero en el cangrejo tenemos, además de su comportamiento, la ventaja de que, por el duro caparazón que tiene y por la disposición que tiene su cerebro, al acceder a neuronas con una técnica que se llama “registros intracelulares”, nos podemos meter en una única neurona a través de un pequeño agujerito en el caparazón y, con el animal vivo, presentarle los estímulos que generaban el escape pero analizando estas neuronas que están involucradas en el proceso, para darnos una idea de cómo son los procesos de cómputo.
–¿Y cómo son?
–No se sabe demasiado al respecto. Hasta ahora, lo que encontramos es que las neuronas parecen leer la velocidad a la que se expanden los bordes de una imagen. Todo objeto que se acerca genera una determinada dinámica de expansión sobre la retina. Aparentemente, lo que estas neuronas están haciendo es leer esas velocidades.
–Es curioso, porque la expansión de los bordes es lineal...
–Depende. Si uno tiene un objeto que se acerca a velocidad constante, la manera en que lo hace es exponencial, porque cuanto más cerca está viniendo, la velocidad parece crecer más rápidamente. Creemos que esa información luego es transformada en otra información acerca de cuánto tiene que modificarse la velocidad del animal. Estamos trabajando en esta línea.
–¿Y en el laboratorio cómo hacen... mmmm.... estos estudios?
–Colocamos al animal sobre una esfera de telgopor que flota en el agua, donde el animal puede correr, y tenemos dos mouses de computadora con los cuales integramos los movimientos de la bola.
–¿Cómo hace la neurona para registrar que se expande la imagen? ¿Y cómo informa que hay que cambiar la velocidad?
–Eso es algo que no conocemos. Hasta acá pudimos ver cómo se correlacionan estas cosas. Las neuronas disparan potenciales de acción (que es el código por el cual envían sus mensajes). Cuando una imagen se acerca, la frecuencia de disparos aumenta con una dinámica que se corresponde con la velocidad de expansión de los bordes. Y después, cuando trato de relacionar esa frecuencia del disparo con el comportamiento del animal, me encuentro con una correspondencia entre el incremento de frecuencia y la aceleración.
–Eso tiene una explicación evolutiva perfecta.
–Claro. Es una respuesta esencial, inherente a todos los animales. No necesita ni siquiera ser aprendida.
–Y, por ejemplo, tienen distancias a las que reaccionan de acuerdo a la especie. Una paloma tarda más en escaparse que un gorrión.
–Pero eso sí es modificable por educación. Es un proceso que se conoce como habituación. Por ejemplo, en parques nacionales donde además del interés biológico prima el interés turístico, se habitúa a los animales a no escaparse ante el hombre. Durante muchísimos años estudiamos que el fenómeno de la memoria tiene que ver con esta modificación en la reacción de escape ante un fenómeno que era potencialmente peligroso pero que, al final, no traía consecuencias. Para esta línea, que es el tema que ocupa a todo el laboratorio, descubrimos que las neuronas que disparaban frente al peligro, cuando se dan cuenta de que no pasa nada, dejan de disparar.
–¿Y cómo saben que tienen que disparar menos potenciales?
–Hay muchas maneras por las cuales una neurona puede aumentar o disminuir su excitabilidad, desde cambios en los canales que tienen las membranas hasta fenómenos de mayor duración, que hacen que se modifiquen los contactos de una neurona con la siguiente.
Por Leonardo Moledo
Un grupo de antropólogos argentinos comenzó el martes la búsqueda de los restos de más de medio centenar de personas que murieron hace 39 años en acciones guerrilleras en los alrededores de Teoponte, un pequeño pueblo boliviano situado en las estribaciones de Los Andes y la región amazónica, unos 300 kilómetros al noreste de La Paz.
El grupo argentino, que cuenta con el apoyo de forenses bolivianos, llegó el domingo a Teoponte, tras un viaje por una sinuosa y estrecha carretera que bordea varios farallones antes de llegar a la llanura tropical.
Los guerrilleros fueron enterrados en al menos 19 sitios previamente identificados, señaló la presidenta de la Asociación de Familiares de Desaparecidos y Mártires de la Dermocracia (Asofamad), Delia Cortez.
Teoponte y sus alrededores, con una densa vegetación y ríos caudalosos, fueron escenario de un brote guerrillero que unió a un gran número de universitarios bolivianos en el intento de continuar con las acciones de la abatida guerrilla de Ernesto Che Guevara en octubre de 1967, en el suroriente boliviano, pero sucumbió ante la falta de experiencia, las duras e inhóspitas condiciones del terreno y el duro entrenamiento de los militares del Ejército boliviano. Se calcula que unas 58 personas, casi todas pertenecientes a la Democracia Cristiana, murieron entre julio y noviembre de 1970, entre ellas Néstor Paz Zamora, hermano del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), cuyos restos fueron recuperados en esa gestión presidencial.
"Hemos logrado financiamiento para esta búsqueda", dijo Cortez al señalar que se trata de un avance importante de la Asofamad con el objetivo de encontrar a muchas otras víctimas desaparecidas a causa de los regímenes militares que gobernaron Bolivia entre 1964 y 1982.
Algunos de los antropólogos argentinos trabajaron también en la exhumación e identificación de unos 13 cadáveres de personas ejecutadas durante el régimen de facto más largo de la historia boliviana, presidido por Hugo Bánzer Suárez entre 1971 y 1978.
El golpe de Estado de noviembre de 1979, resistido por civiles en la plaza de San Francisco de La Paz, dejó también muertos y desaparecidos, reclamados aún por sus familiares.
El derrocamiento de la presidenta interina Lidia Gueiler, el 17 de julio de 1980, supuso asimismo un alto coste en vidas humanas, entre ellas las del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz y el dirigente sindical Carlos Flores, abatidos por paramilitares durante el asalto a la sede de la Central Obrera Bolivia y la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, en pleno paseo de El Prado de La Paz.
"Se han realizado muchas indagaciones al respecto, pero no hay avances", lamentó Cortez al aludir a las gestiones realizadas en vano por el ex juez Marcelo Costa Obregón para que Luis Arce Gómez, ex ministro del Interior del régimen de facto de Luis García Meza (1980-1981), encarcelado en el penal de máxima seguridad de Chonchocoro, indique el lugar donde se puedan encontrar los restos de Quiroga Santa Cruz y de Flores.
A pocas horas de su retorno a Bolivia procedente de Miami (EE UU), donde cumplió una pena de 15 años por narcotráfico, los abogados de Arce Gómez insinuaron la posibilidad de contribuir al hallazgo de los restos a cambio de negociar los años de cárcel -30 sin derecho a indulto- que le esperan a su cliente, según informaron medios de comunicación bolivianos.
García Meza cumple una condena similar, con largos periodos en un hospital militar a causa de su delicado estado de salud. Tanto el ex dictador como su hombre fuerte, Arce Gómez, fueron condenados a la máxima pena por la comisión de delitos contra la Constitución, delitos económicos y tortura y asesinato de muchas personas; entre ellas, Quiroga Santa Cruz y Flores.
La búsqueda de desaparecidos -156, según el cálculo total- ha cobrado un nuevo impulso después de la huelga de hambre que protagonizaron los familiares de las víctimas el pasado mayo, una medida que logró que las Fuerzas Armadas accedieran a abrir los archivos clasificados a fin de encontrar los restos de sus seres queridos.
El Ministerio de Defensa señaló los requisitos para acceder a los archivos, entre ellos el "legítimo interés respecto a la información contenida en los archivos" militares, previa la plena identificación de los interesados y la documentación que acredite el "interés legítimo de encontrar datos" sobre una persona desaparecida.
MABEL AZCUI - Cochabamba - 23/07/2009
–En el mundo hay dos grandes tipos de sistemas de información. Uno son las computadoras, que son más o menos todas descendientes de la primera computadora digital, en la década del ’40. El otro gran grupo son los cerebros, que son todos descendientes de un organismo con ganglios neurales y con sistema nervioso que tiene ya entre cientos y miles de millones de años.
–Hay un cuento de Asimov en el que hay otra inteligencia en el mundo.
–Bueno, yo creo que hay muchos más sistemas de información en el universo, pero no creo que haya otro sobre la faz de la tierra. Hay, sí, computadoras analógicas que resuelven pequeños problemas, pero van desapareciendo. La relación que tenemos actualmente entre los cerebros y las computadoras (digitales) es muy dispar. La computadora más grande que hay hasta este momento tiene la complejidad del cerebro de una abeja. El cerebro de un hombre o el de un delfín es millones de veces más complejo que la mejor computadora. Ahora se están empezando a hacer computadoras cien veces más grandes que el de una abeja, con lo cual nos acercaríamos al cerebro de un pez. Pero ni de lejos al del cerebro de un ratón. Una cosa que podemos ponernos a considerar es cómo nos comunicamos con el cerebro y con la computadora. En todo el mundo nosotros nos vinculamos con la computadora a través de dos cosas: el mouse y el teclado. Ni siquiera entienden la voz humana, la interfase que tenemos con el mundo de las computadoras es una interfase tosca, primitiva. Los cerebros nuestros, en cambio, operan con señales distintas: con señales químicas, internamente, y se comunican con otros cerebros (de otros hombres o de un perro, por ejemplo) mediante señales mecánicas (auditivas o a través de la luz visible por medio de los ojos). Sería interesante poder comunicarse con las computadoras como uno se relaciona con su propio cerebro. Veamos un ejemplo: si yo pienso en la multiplicación de 8 por 7 me viene a la mente el 56 . En cambio si pienso en coseno de 22º, no me viene nada a la mente. Ahora bien: si uno pudiera comunicar una computadora con un cerebro, uno podría pensar en el seno de 22º y le viene a la mente el número. Uno podría, si se comunicara con una computadora, recordar imágenes que de otro modo no recuerda.
–Usted lo que dice, entonces, es que sería ideal tener como prótesis una computadora trabajando prácticamente sin interfase. Como los anteojos...
–O los libros. El libro es esencialmente información conceptual. Uno podría meter esa información conceptual en el cerebro guardada en algún lado y leerlo rápidamente. Todas estas cosas tienen una línea conductora: cómo relacionar la computadora y el cerebro. La computadora se maneja con señales eléctricas, mientras que el cerebro se maneja fundamentalmente con señales químicas. Hay señales eléctricas, pero esas señales funcionan como interfase entre dos señales químicas: la comunicación eléctrica es muy básica y de baja calidad de información. El cerebro maneja bien el circuito químico y lo puede modificar: cuando aprendemos, modificamos la forma que tiene nuestro cerebro de enviar señales químicas a otro lado. Lo que hago en el laboratorio es tratar de diseñar sistemas que permitan la comunicación entre las señales químicas y las eléctricas. Uno agarra el cerebro (generalmente de un animal), se le ponen electrodos, se recuperan algunas neuronas y se monitorea lo que pasa.
–¿Y esto lo hacen sobre cerebros de animales?
–Lo hacemos sobre rodajas de cerebro de ratón o sobre cerebros de sanguijuela. La ventaja que tiene la sanguijuela es que tiene como 20 cerebros y que, además, al ser un animal tan inmundo no da pena.
–¿Se hacen con anestesia previa esos experimentos?
–Con la sanguijuela no, con el ratón sí. De hecho, después del experimento el ratón vive normalmente. Uno puede acceder a ver lo que pasa en el cerebro del ratón a través de elementos que cambian su fluorescencia cuando las neuronas están excitadas. Uno puede, de esa forma, mandar información al cerebro y recibir información; con las técnicas que se usan sólo hace falta dejar una ventana transparente para que pase la luz (en eso consiste la operación que se le hace en el quirófano antes del experimento: en dejar una ventana transparente).
–¿Y entonces?
–Entre esto que le estoy contando y la comprensión cabal de los códigos que usan los cerebros hay una distancia enorme. Hoy sabemos que todas las computadoras, más o menos, tienen los mismos códigos. No estamos tan seguros de que esto mismo pase con el cerebro. La diferencia de circuitería entre dos humanos diferentes es mucho más grande que la diferencia de circuitos entre dos PC. Nuestros drivers, probablemente, se vayan generando poco a poco a lo largo de la vida. Hay casos médicos para ejemplificar: personas que nacieron ciegas, que se les diagnosticó (mal) una ceguera cerebral en la década del ’40 (cuando en verdad lo que tenían era una simple catarata), son operadas en la década del ’70 y vuelven a tener ojos que funcionan. Pero sin embargo siguen sin ver: el cerebro mismo rechaza esos ojos. Habiendo estado privados de esa función durante treinta años, el cerebro usa el espacio para otra cosa. Si yo me dediqué desde hace 20 años a catar vinos, tengo una parte del cerebro desarrollada que otros no tienen. No queda claro que si uno toma esa parte desarrollada de un cerebro y la extrapola a otro, esa información vaya a ser procesada.
–Yo pensaba en cosas más básicas...
–Hay un experimento interesante que se hace con un mono. Se le conectan electrodos en la cabeza y se lo inmoviliza en una silla. El mono está conectado a una computadora, que está conectada a un brazo mecánico. El mono aprende que, si piensa determinadas cosas, el brazo mecánico se mueve y le lleva la banana a la boca. De alguna forma la computadora detecta cómo codifica el cerebro la información que les manda a los brazos, o a las distintas extremidades, para agarrar algo. Eso tiene implicaciones médicas muy fuertes, como se imagina. El problema más grande no pasa por entender qué es la conciencia, o la inteligencia, o los códigos, sino por cosas más banales como entender de qué manera se puede evitar que el sistema inmune rechace los electrodos implantados. Poco a poco eso se va solucionando.
–¿Y qué están haciendo específicamente en el laboratorio?
–Estamos tratando de hacer compuestos para espiar esos cerebros que funcionen con luz visible. Lo que hay hasta ahora son compuestos que funcionan con luz ultravioleta (que destruye el tejido celular). En este momento tenemos los compuestos para ser usados con luz visible más eficientes del mundo.
–Todas estas investigaciones resultan inquietantes. Por ejemplo, yo pienso que sería maravilloso aprender un idioma mediante un chip. Pero hay otras cosas, como por ejemplo los libros. El libro parece una invención que no puede modificarse mucho, como el vaso para tomar agua. Se modifica el material, un poco la forma, pero la esencia es la misma.
–Bueno, ahora está cambiando un poco. Los primeros libros, apenas creada la imprenta, trataban de emular el pergamino. Con el tiempo se dieron cuenta de que eso no servía para nada, que lo importante son las letras que tienen adentro. Actualmente está cambiando el soporte del libro: no le queda mucho tiempo al papel. El problema de Botnia no se genera porque la humanidad es buena y Finlandia es mala. Se genera porque la gente quiere papel y las fábricas más contaminantes de papel son las de papel bueno, lo cual significa llenar el ambiente de compuestos azufrados y olorosos.
–¿Cómo está cambiando el libro?
–Hoy por hoy se está yendo hacia un libro bochornoso y berreta y que funciona muy mal (tal vez tan mal como el libro de Gutenberg) que es el ebook, el libro que es como una pantallita y uno va pasando las páginas. Pero tiene poca luz, mala resolución, el libro es grandote, caro y lo roban en el subte. No es una excelente alternativa. Ahora bien: eso probablemente cambie, se abarate, mejore. De todos modos, va a seguir siendo más o menos lo mismo. Palabras.
–Palabras, palabras, palabras.
–Lo que cambia es el soporte material. La esencia del libro no es el papel, eso cambió: fue piedra, fue arcilla, fue papiro, fue pergamino. La próxima será silicio (no creo que dure mucho) y después, por qué no, nada. –Como en Fahrenheit 451, donde cada uno se aprendía un libro de memoria.
–Y además, se lo puede compartir. ¿Por qué no recordar los libros? No todo el tiempo, pero sí cuando queremos. Tenerlos incorporados dentro nuestro y acceder a ellos. Alguno puede pensar que esto nos vuelve un poco androides, poco humanos. Sí: como los anteojos.
–Da la sensación de que son un poco más que los anteojos.
–Pero probablemente, en su momento, los anteojos eran más que los anteojos. Eran más avanzados, por ejemplo, que un bastón.
–Lo que yo me pregunto es si este tipo de cosas no son una extrapolación un poco exagerada para este momento. Por ejemplo: los anteojos están muy bien, pero meter un microscopio y un telescopio en el ojo...
–Si se pudiera, ópticamente, ¿cuánta gente veríamos con microscopio y telescopio? ¡Todo el mundo! ¿O acaso no tenemos un celular en la mano desde que se puede? No es algo normal. No es normal que un ser humano hable con otro ser humano que esté en la otra faz de la Tierra. Los seres humanos no evolucionamos para eso.
–No biológicamente, pero sí culturalmente.
–En los últimos doscientos o trescientos años. La cultura del último millón de años del ser humano fue vivir en bandas de 50 personas y matar al enemigo.
–Yo no digo que tengo una objeción. Pienso que, tal vez, es una cosa innecesaria. El libro, salvo por el problema de los bosques, me parece que alcanzó una estabilidad que no sé si hace falta modificar. La pregunta es si no estamos yendo un poco lejos. Aunque para acceder a esa tecnología casi de ciencia ficción hacen falta siglos.
–Y sí.
Sí. Yo me imagino una supercomputadora parecida a la que describe Asimov en Fundación y Tierra: una mesa con un par de manos dibujadas; uno pone las manos, de pronto siente que esas manos se hunden y allí está en contacto con la computadora, que le proyecta un mundo virtual sobre la mente. Es completamente externo: el tipo no tiene nada, se conecta a través de sus manos. Es una especie de realidad virtual.
–Hay otro problema, que es que no sabemos casi nada del cerebro.
–Es verdad. Sabemos cosas muy toscas.
Por Leonardo Moledo
"Mi intención fue hacer algo así como una historia universal contada desde el punto de vista de los que no han salido en la foto", dice a 7 Días el escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano sobre su nuevo libro "Espejos", que Editorial Siglo XXI lanzará en Buenos Aires a mediados de este mes. De la mano de Galeano, los lectores descubren que cuando fueron desalojados del Paraíso, Adán y Eva se mudaron al Africa; que la escritura y el álgebra se inventaron en Irak y no en Texas; que las tres novedades que hicieron posible el Renacimiento europeo, la brújula, la pólvora y la imprenta, habían sido inventadas por los chinos, que también inventaron casi todo lo que Europa reinventó. En sus historias minimas Galeano cuenta que John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos. Que la Coca Cola inventó la Fanta, en plena guerra, para el mercado alemán, que la IBM hizo posible la identificación y clasificación de los judíos, y ésa fue la primera hazaña en gran escala del sistema de tarjetas perforadas. Las historias narradas por Galeano son pequeñas, minimalistas, y se sitúan al margen de grandes gestas. La Historia se hace poesía, denucia, humor, fábula y leyenda. En esta entrevista exclusiva, Galeano defiende su pasión por el fútbol, , admite sus contradicciones respecto de Hugo Chávez , critica a Fidel pero rescata a Cuba, advierte contra el monocultivo y propone una solución para el conflicto entre Argentina y Uruguay por la instalación de las pasteras de celulosa
--¿Por qué escribió "Espejos"?
--"Espejos" es la culminación de un trabajo que inicié con "Las venas abiertas..." y que continué con "Memorias del Fuego". En Memorias encontré mi lenguaje, mi estilo para contar el pasado de tal manera que se convirtiera en presente. Para que el lector sintiera que eso que había ocurrido, seguía ocurriendo mientras yo lo contaba---
¿Qué es para usted el pasado?
--Es un señor que se hace el dormido o -a veces-, simula estar muerto, pero que en realidad está vivo en todos nosotros aunque no lo sepamos. En Memorias del fuego las historias chiquitas fueron formando la Historia grande. Allí me di cuenta de que estaba encontrando amigos y enemigos en otras épocas, en otros tiempos.
--¿Pero porqué lo tituló Espejos?
--Porque en los espejos uno se reconoce en otros aunque esos otros ya no estén. De algún modo te reconoces: en lo que amas o en lo que odias. El libro está escrito para contar cosas, contar historias que le ocurrieron "a los que no salieron en la foto". O sea, a los que fueron excluidos por la historia oficial: las mujeres, los negros, los indios, los chinos, los indúes, los árabes. Es gente que tiene una enorme historia pero que no se sabe que ha ocurrido.
--Cuando dice que es una Historia casi universal, no es también la historia de los vencidos, de los derrotados...
--Sí. Creo que sí. Porque creo que los mensajes más interesantes que podemos recibir son los mensajes no escuchados, porque los que emitieron esos mensajes fueron los derrotados de la Historia oficial. Yo fui rescatando cosas que me fueron asombrando en la medida que las iba descubriendo. Se trata de recoger el testimonio de los no escuchados, justamente porque sus vencedores se ocuparon de callarlo. De todos modos, la prueba de que la Historia está viva es que los vencidos de hoy pueden ser los vencedores de mañana o a la inversa.
--Usted trabaja mucho con la mirada, con el punto de vista para cuestionar aquellas cosas que uno da por obvias.
--Yo lo que hago es mirarlas de otro lado. Siempre digo que desde el punto de vista de una lombriz un plato de spagettis es una orgía. Se trata de mirar desde el otro ángulo. ¿Porqué fueron "normales" cosas que fueron tan anormales?. ¿Cómo pudieron ser aceptadas tantas exclusiones, tanta discriminación, tantas mutilaciones?
--Deme un ejemplo
--La Iglesia católica impidió durante siete siglos y medio que las mujeres cantaran en los templos. ¿Porqué eso resultó "normal?. La idea que las voces de las hijas de Eva ensuciaba la pureza del templo porque era la voz que había tentado a Adán.
Lo mismo pasa con el celibato sacerdotal. Los curas se casaban hasta que la Iglesia -que era dueña de la tercera parte de todas las tierras de Europa- que no se podía timbear el patrimonio si se dejaba en manos de las mujeres y los hijos de los curas. Para preservar su patrimonio inmobiliario, la Iglesia se convirtió en la única empresa de solteros del mundo.
--¿Cómo prefiere definirse: como periodista, como historiador, como cronista?
--Como nada. Yo no sé bien lo que soy. Lo que escribo es un género de géneros, es una cosa muy difícil de clasificar. Lo que sé es que la mirada humana es subjetiva: la objetividad es una aventura imposible y que en general se usa como máscara para ocultar las deformaciones más colosales de la realidad.
--¿Cuál es la respuesta que ha encontrado para todas las injusticias que recopila en el libro?
--El libro no da respuestas, sólo formula preguntas y después cada cual lo interpretará a su manera. Esa es la diferencia entre este tipo de narrativa y un libro como "Las venas abiertas...." que era un ensayo clásico. Aquí hay un juego más libre con el lector. Yo intento conversar con él y entregarle estas cosas para que cada uno haga con ellas lo que le parezca.
--La denuncia es una constante en sus libros y artículos, pero el tono de la denuncia ha cambiado ¿Por qué?
--He ido descubriendo que todo lo que uno intente hacer para desenmascararla realidad va a ser más eficaz, va a funcionar mejor si uno se limita a mostrarla tal cual es. La denuncia explícita me parece menos eficaz a largo plazo que la denuncia implícita. Es como la diferencia entre la pornografía y el erotismo.
--¿Cuándo le indignan cuestiones del presente, no le dan ganas de subir el tono?
--Yo creo que la prosa vibra mejor, tiene más electricidad cuando uno cabalga mejor con riendas cortas. Si uno da rienda suelta, se deja ir, es mucho menos eficaz. Yo no quiero dictar cátedra, pero eso es lo que me pasa a mí. Me parece que mejor que formar es informar. Mejor que desarrollar las ideas en abstracto es encarnarlas. Que las ideas transpiren, que respiren, que tiemblen, que lloren y que rían. Después hay que ver que pasa con las palabras que el lector recibe y ahí no hay estadística válida. La prueba de que un libro de veras funciona no está en el libro sino en el lector o la lectora.
--¿Cómo trabaja?
--Siempre ando con una libretita (saca del bolsillo una libreta del tamaño de una caja de fósforos). Acá tomo nota de cosas que veo , que leo, que no sé si se van a convertir en algo: (hojea la libreta y lee:)
"Todo se hace desde abajo, salvo los pozos se hacen desde arriba"
Ocho años, hijo de un cartonero en Buenos Aires:
--¿Qué es lo que más te gustaría?
--Conocer a Dios pero sin morirme
--¿Cómo elige a sus enemigos?
--No hay malos y buenos. Todo lo que nos mutila la diversidad posible, no ayuda a vivir. Las concepciones fanáticas, dogmáticas de la religión, la política o la cultura o de lo que sea, son mutiladoras de la diversidad. Lo mejor que el mundo tiene es la cantidad de mundos que el mundo contiene. Lo que yo siento como enemigo es aquello que me niega la diversidad del mundo.
--Por ejemplo, los fundamentalismos de cualquier signo...
--No sólo los fundamentalismos. También las mutilaciones heredadas. ¿Cómo puede ser que la estatua más alta de la Argentina sea la del general Roca, el exterminador de los indios? Eso es anormal.
--Sin embargo, usted lo pone a Diego Armando Maradona en el lugar de un Dios.
--Si, pero de un Dios sucio. En el texto sobre Maradona digo que fue un rebelde: el único ídolo del fútbol que cuestionó el negocio del fútbol, que fue solidario con otros jugadores que no eran ni famosos ni importantes como él y eso es algo muy positivo. Pero las claves de su ascenso a su condición divina no están sólo en sus virtudes sibo también en sus defectos. Ha sido más admirado por el gol robado a los ingleses que por el gol que realizó en la jugada más prodigiosa que se ha visto en la Copa del Mundo. Por eso la gente lo quiere tanto: porque es un Dios sucio, pecador, que se nos parece: es borrachín, mujeriego, mentiroso, borrachín. El drama de Maradona es que los dioses no se jubilan. El no va a volver a la anónima multitud de la que proviene. El necesita ser el muerto de cada velorio.
--¿Cómo concilia su pasión por el fútbol con el fútbol-negocio, el fútbol de las barrasbravas?
--Nada ha sido más mercantilizado que el sexo. Mucho más que el fútbol y sin embargo ahí está. Con el fútbol pasa lo mismo. El fútbol bien jugado es una hermosa fiesta de los ojos que lo miran y de las piernas que lo juegan, a pesar de del cochino negocio que rige el fútbol en el mundo de hoy. Lo mismo pasa con muchas otras pasiones humanas que merecen ser vividas.
--¿Qué piensa de la nueva generación de líderes latinoamericanos?
--Hay una voluntad de cambio que me parece muy saludable, pero las generalizaciones son injustas y no muy respetuosas de la realidad. Me parece que existe una voluntad popular de cambio: la gente quiere otra cosa. Se hizo una experiencia muy desgraciada con esta idealización del mercado como una solución mágica para los problemas hasta que país por país se ha ido demostrando que el libre mercado es enemigo de la libertad humana.
--¿Cómo explica la aparición de líderes como Hugo Chávez?
--Es un hombre muy contradictorio. Con algunas cosas me identifico, con otras no. A veces mete la pata, a veces me parece que dice la verdad. Yo lo que resaltaría como su mérito principal es su generosidad. Es un hombre solidario y es muy raro que un país petrolero sea solidario. Los países petroleros siempre son egoístas y jodidos, empezando por Arabia Saudita- El hecho que Venezuela a partir de Chávez se haya convertido en un país tan generoso y solidario me parece muy importante y debe ser tenido en cuenta a la hora de medir la longitud de sus discursos o algunas ideas disparatadas que se le pueden ocurrir.
--¿Y que aspectos le disgustan?
-Cuando me cuenta que Irán es una maravilla. O cuando hace la apología de las Farc a mi no me convence para nada.
--En "Espejos" enumera las críticas que se le han formulado a Fidel Castro...
--Si. Sus enemigos dicen que fue rey sin corona y que confundía la unidad con la unanimidad.
Y en eso sus enemigos tienen razón. También dicen que si Napoleón hubiera tenido un diario como el diario Granma, ningún francés se habría enterado del desastre de Waterloo. Y en eso sus enemigos tienen razón. Pero sus enemigos no dicen que Cuba es un raro país que no compite en la Copa Mundial del Felpudo. Cuba es lo que pudo ser y no lo que quiso ser.
--Usted siempre alerto contra el monocultivo pero ahora Uruguay afronta el riesgo de monocultivo de celulosa y Argentina el de la soja.
--El monocultivo otorga la ilusión de glorias fugaces que después te convierten a la ruina perpetua. La historia latinoamericana es una historia de esas ruinas. Todo monocultivo es devastador. El de soja para la Argentina y el de celulosa para el Uruguay.
--¿Qué haría con las pasteras que procesan celulosa?
--Yo ya sugerí, pero no me hicieron caso. Propuse que las pongan todas en Punta del Este porque van a mejorar mucho la calidad de vida del balneario.
Por, Walter Goobar
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