–La primera pregunta es casi protocolar: un balance de sus tres años de gobierno, lo que falta, lo que se puede hacer en un año y lo que ya sabe que no va a poder hacer.
–Siempre digo que puedo mirar al pueblo argentino de frente porque le prometía esfuerzo y sacrificio y no quería generar un discurso de promesas y construir nuevas desilusiones. El día que entré a este despacho y me quedé a solas con mi compañera y mis hijos, tomé conciencia de la soledad para resolver una de las crisis más profundas. Una Argentina sin reservas, altamente endeudada, subordinada a los organismos internacionales, con la autoestima perdida, con la dirigencia sin ganas de luchar, un pueblo resignado después de ver cómo se sumaba fracaso tras fracaso y de una pobreza, desempleo, indigencia, desinversión nunca conocidos en la etapa contemporánea. Dije que estábamos en el último escalón del infierno. A tres años, creo que seguimos estando en el infierno, pero que el 10 de diciembre de 2007 le podremos decir al pueblo argentino, de seguir funcionando las cosas como hasta ahora, que nos acercamos a las puertas del purgatorio. Es un paso importante. Obviamente, no es
–Para acotarlo un poco, ¿qué balance haría del último año?
–Vemos una economía que continuó creciendo muy bien. Siempre digo que si
–Ortodoxas...
–Perdón, ortodoxas, siempre están corrigiéndome los periodistas (risas). La economía de Estados Unidos aplica todas las medidas que supuestamente corresponden y la inflación le creció el 0,6 por ciento. Y eso que ellos la miden de forma muy particular. La inversión global del país es interesante y crece muy bien. Estamos, con estos logros, tremendamente contentos. Hemos logrado dar el octavo aumento a los jubilados. El mínimo lo hemos logrado llevar de
–¿Ya no está más solo?
–No, el acompañamiento de octubre para nosotros fue decisivo. Nos dio la fuerza, la decisión, la autonomía, la confianza de poder profundizar e ir construyendo cosas más profundas. No hay mejores reformas políticas que vencer el funcionamiento del pasado.
Plaza, identidades,
pejotismo
–¿Qué va a suceder el 25 en
–Vamos a ir al Tedéum tal cual es la tradición.
–Pero el año pasado hizo una finta.
–Pero fuimos al Tedéum en Santiago del Estero. Cada uno hace su interpretación del tema, les voy a decir algo y probablemente no van a estar de acuerdo. Fuimos a Santiago del Estero porque nos parecía muy importante acompañar la reconstrucción política que hubo en esa provincia. Muchos interpretaron que era un enfrentamiento con tal o con cual. No, bajo ningún aspecto. Podemos tener acuerdos o diferencias pero eso no lo llevamos al plano del funcionamiento institucional. Esta vez tenemos que estar en Buenos Aires y lo lógico es que vayamos aquí, a
–Pero va a tener un fuerte tinte del Frente para
–Malo sería que no nos acompañen los propios. Pero más que un acto político es un acto ciudadano, es una recuperación de la ciudadanía.
–Pero tiene una diferencia litúrgica grande, comparado por ejemplo con el acto que se hizo en 2004.
–Es un momento diferente. En el 2004 estábamos cumpliendo el primer año, en otra circunstancia histórica, y le dimos una recordación con presencia artística. Ahora, igual, va a haber artistas, comprometidos con la nación, lo que no significa que tengan la misma visión ideológica que quienes ejercemos circunstancialmente el poder, pero van contentos como nosotros a celebrar en democracia y en convivencia. Leí que el diario opositor decía “Los colectivos y los trenes van a ser gratis...” si para todos los 25 de Mayo y 9 de Julio son gratis. Ojalá, esperamos que las empresas vuelvan a hacerlo. Y la gente vendrá como pueda. Vendrán los que quieran venir y los que no quieran venir no vienen. Y habrá muchos que vendrán a observar. Eso no significará más rédito ni menos rédito para nadie. Vamos a celebrar en pluralidad y en conjunto el 25 de Mayo, sin que eso tenga dueños especiales, ésta es la realidad.
–¿Va a hablar el Presidente?
–Me gustaría hacerlo, pero no desde el balcón. El balcón ya tiene su lugar en la historia, tiene sus protagonistas en la historia, ustedes tienen más pluma que yo para escribir sobre ese tema. Si hablo será desde el mismo escenario donde canten. No quiero venir a sobreponer etapas históricas, ni a cubrir otro tipo de liderazgo ni a querer asimilar las etapas históricas que no se pueden asimilar. A nosotros nos tocó un tiempo histórico, es la pluralidad, la convivencia. Es
–Como
–Lo que nos vino muy bien a nosotros fue ganar en octubre. Si se juzgara la fortaleza de un gobierno por llenar o no llenar plazas estaríamos sujetos a coyunturas muy cortas. Esto de querer asimilar determinados momentos como factores de acumulación propia son errores históricos, no lo analizo.
–¿Qué puede decir sobre su eventual reelección o no reelección?
–Lo que diga sobre ese tema no me lo van a creer. Estamos construyendo un espacio político. Algunos hablan de concertación, otros de construcción amplia, otros de vocación frentista. En la etapa que viene en el 2007, más allá de quién vaya como candidato a presidente, la construcción que le debemos ofrecer a la sociedad argentina debe ser amplia, plural, que tenga proyección estratégica y sea un marco superador a lo que se ha construido hasta ahora. Siempre digo, la gran virtud del Frepaso en los años finales de los ‘90 fue construir la alianza grande que les permitió llegar al gobierno, siendo oposición. Hoy la oposición se fija en construir una alianza chica. En ese caso, más allá de las circunstancias que le tocaron vivir, mucho tuvo que ver el Chacho en esa construcción. En esta etapa, en esto sí voy a ayudar, hay que construir una concertación –un frente, un espacio– absolutamente amplia, que le dé pluralidad y la posibilidad de generar un espacio superador para cualificar definitivamente la construcción de una alternativa estratégica en la Argentina.
–¿Espacio superador de qué?
–De lo que tenemos hoy. Superador de la expresión de gobierno que tenemos hoy, de la que me toca conducir. Uno va aspirando a que lo que venga cada día tenga una expresión más acabada con lo que necesita
–Cuando usted llegó al gobierno se hablaba de la transversalidad, ¿qué fue de ella, qué relación tiene con este nuevo espacio?
–La transversalidad fue una denominación periodística. Es un término que podría funcionar en un sistema de partidos que están funcionando. En
–¿Dónde quedaría el justicialismo en ese futuro que usted imagina? Usted en algún momento acuñó la palabra pejotismo, ahora no la utiliza más.
–Yo no participo del pejotismo. Pude ser presidente del partido y no lo fui, no lo soy, ni lo seré. Pude haberme dedicado a armar una aceitada máquina partidaria y no lo hice. Tuve todas las condiciones para hacerlo, me ofrecieron todas las condiciones, aun gente que después me enfrentó. La construcción superadora va a permitir que los partidos se organicen. Si organizamos el mismo funcionamiento partidocrático interno que hubo hasta ahora corremos el riesgo de repetir los errores del pasado. Ojo, respetando la identidad, la visión y la evolución que el peronismo ha sabido tener. Porque, así como hay gente que no evoluciona, la gran mayoría ha evolucionado muchísimo.
–La magnitud y la vastedad del peronismo que ahora se ha encolumnado detrás suyo, ¿no limita de alguna forma la posibilidad de una apertura?
–Lo que noto es una gran evolución de todos los sectores, una gran comprensión de que ya los pasos hay que darlos. Hay una maduración muy fuerte en los cuadros políticos, una valoración muy fuerte en la gente y una palabra, “sectarismo”, que gracias a Dios cada día se aleja más.
–¿No teme que ese aparato que en los ’90 apoyó otras políticas y hoy lo apoya porque le va bien y anda bien la economía, el día de mañana nuevamente se dé vuelta?
–Si siguiera existiendo como tal, sí. Pero el rol y la evolución dirigencial que tiene son absolutamente diferentes. Habrá sectores... existen, no sé en qué cantidad existen, pero existen. Pero el espacio que me toca referenciar a mí es absolutamente diferente. Vamos por más calidad institucional, por más inclusión, por más crecimiento, por más justicia social.
–A los tres años de gobierno de Menem, prácticamente todo el peronismo estaba con él.
–Ya se estaba construyendo una alternativa con Bordón y con Chacho, que venían del peronismo. Y sacó más de cinco millones de votos. Y había diferencias internas (pausa). Es cierto que gran parte de la estructura del Partido Justicialista acompañó ese proceso neoliberal por bastante tiempo y ahí están los resultados. Las dudas de ustedes son lógicas, yo estoy trabajando para que así no sea. Creo que así no va a ser..., donde estaba
–¿Va a estar Luis Barrionuevo?
–No tengo relación con Barrionuevo. Con todo respeto, los triunfos en
–Volvamos por un instante a la reelección. ¿Por qué no habría de intentar seguir gobernando cuatro años más, si es constitucional y falta tanto por hacer?
–Cualquier cosa que le diga usted no me lo va a creer.
–Haga la prueba, algunos periodistas pueden ser crédulos (risas).
–(Menea la cabeza.) Es así. Son tiempos de gobernar profundamente y en marzo o abril serán los tiempos de las resoluciones.
–¿Imagina a Cristina candidata a presidenta?
–Podría ser, las encuestas dicen que sí. En Santa Cruz siempre sacaba siete puntos más que yo, seguramente ganaría mejor que yo.
–En
–En la gira a Viena conversé con los periodistas que me gustaría ser jefe de la ciudad.
–Hablaba de Viena.
–Ya se va a ir definiendo, hace falta un buen administrador responsable, serio, amplio, prestigioso, porque se pueden hacer tantas cosas..., espero que este espacio lo pueda construir.
–¿Imagina a alguien en particular?
–Hay, seguramente hay.
—¿Lavagna?
–De Lavagna tengo el concepto de siempre, siempre trabajamos muy bien. No quiero hablar de nombres ni manosear a nadie, menos de gente de la que tengo conceptos consolidados. Ya llegará el tiempo de los candidatos que tienen que tener ganas de ser, vocación.
Es la economía
–¿Cómo prevé el proceso inflacionario?
–Lo veo normal. Una inflación de costos, estoy trabajando muy fuerte, con seriedad. No veo nubarrones por delante. Vamos a hacer una política de comprensión, de acuerdos, hasta tanto logremos equiparar la inversión que crece bien para que la oferta acompañe la demanda. Se han incorporado fuertes sectores al consumo, hay mayor poder adquisitivo... Algunos sectores quieren aprovecharse y pretenden, con el mismo volumen, tener mayor rentabilidad. Los sectores empresarios deben incorporarse definitivamente a una causa estratégica y pensar que lo que más les conviene es que
–Usted viene mencionando una deuda de muchos años, que incluye a este Gobierno, con las políticas ambientales. Eso exige muchos recursos. Le planteo lo que estimo otras deudas similares, para preguntarle qué piensa hacer. El sistema de salud, que es una rémora de otros tiempos, el seguro de empleo y capacitación, algunas políticas sociales universales.
–Por supuesto. El seguro de empleo o de desempleo con el tiempo a Argentina va a llegar y va a llegar bien. Esa política de seguro de empleo siempre aparece cuando avanza el empleo, ésta es la realidad. Esa rotación que hay debe tener la cobertura que corresponde. No es subsidio, sino que hablamos de seguro de empleo, de capacitación. En su momento algunos sectores lo planteaban en la sociedad y yo estaba de acuerdo.
–¿El sistema de salud?
–El tema del sistema de salud es uno de los grandes desafíos que hay. Hoy estamos avanzando para que la salud llegue a la mayor cantidad de argentinos, pero evidentemente el sistema tiene puntos de inflexión. Hay que construir una verdadera combinación y síntesis entre la salud pública y la salud privada, que no deben ser contradictorias, pero debe haber políticas de base y políticas estratégicas donde la salud pública debe tener mayor inversión y mayor exigencia desde el Estado, apoyando también la inversión privada. La globalización y la generalización del piso tienen que estar dadas por el Estado. Es una gran inversión ésa. Y las políticas universales, es una discusión. Algunos creen que hay universalizar las asignaciones familiares y demás cuestiones. Creo que hay que mirar el mundo, mirar la realidad, hay que tener muy buenas políticas de salud, de integración y de inclusión. Pero la universalidad de las políticas de acuerdo a la visión de algunos yo todavía no las vi ni aún en los lugares más avanzados del mundo. Lo que hay que avanzar, sí, es en la inclusión.
–¿No será un caso para ser heterodoxo?
–Lo que pasa es que primero hay que priorizar fuertemente en los que más lo necesitan.
–¿Es cuestión de tiempo la política de salud y la política de desempleo?
–No, cuando me refiero al tiempo me refiero al recurso.
–Tiempo y dinero, desde luego. En esa intersección, un gobierno que está recuperando aceleradamente las reservas, ¿puede decidir cambios importantes en políticas sociales antes de que termine su mandato?
–Lo que no me gusta es prometer. Si les hubiera dicho hace un año a los argentinos que íbamos a bajar tanto la indigencia era una temeridad. Uno presupone. Hay que ser muy serio, hay que tener mucha tranquilidad, los argentinos quieren de una vez por todas un liderazgo racional, responsable, serio, y como esto no se resuelve a vendavales, sino construyendo todos los días...
–En otro tramo de este reportaje recordó el 25 de Mayo del ’73. ¿Pensó alguna vez que aquel gobierno, en tiempos en que se pensaba tomar el cielo por asalto, duró menos que éste, el suyo?
–Otro momento histórico, otro tiempo, se discutían otras cosas. En ese momento había temas que estaban resueltos, desde el punto de vista social o desde la integración. Errores cometidos por todos (por nosotros, por todos) llevaron a una agudización excesiva de las contradicciones. Un gobierno que empezó con mucha voluntad de cambio terminó en manos de López Rega, de Isabel. Jamás hubiera soñado que lo que empezó con una incorporación generacional muy importante y la vocación de todos los argentinos, justicialistas o no, pudiera terminar adonde terminó. Esa es una síntesis de lo que pasó, el tremendo dolor y las cosas que nos pasaron después.
Por Mario Wainfeld, Sergio Moreno
y Fernando Cibeira